La huida
Cuando el hundimiento del tercer Reich era seguro, Eichmann , al igual que muchos de sus colegas nazis, se escondieron en el anonimato que les ofrecía el flujo de victimas que se aventuraban
por toda Europa buscando una nueva patria. Uno de los últimos ataques de los aliados le pilló de
camino al Tirol , donde intentaría cumplir la orden de Himmler de utilizar como rehenes a los judíos
más prominentes del campo de concentración de Theresienstadt y llevarlos allí para utilizarlos como moneda de cambio. Nadie hubo quien
recogiera la orden, todos estaban demasiado ocupados en organizar su propia huida. En aquellos últimos días de la caída del tercer Reich , Eichmann permaneció en las montañas liderando una pequeña tropa. Las órdenes dejaron de llegar y fue en ese momento cuando por primera vez su mundo se derrumbó, pues a partir de ahora
tendría que llevar una vida sin líneas directrices ni órdenes. Nunca se había derrumbado antes, ni siquiera cuando envió a millones de judíos a los campos de exterminio.
Al saber que le buscaban por crímenes de guerra, inició su huida. Eichmann fue apresado días después por los americanos en las cercanías de Ulm y llevado a un pequeño campo de prisioneros. Se hizo pasar por el cabo primero Adolf Barth y enseguida se dio cuenta de que la CIC (Cuerpo de Contrainteligencia Americana ) trataba mucho mejor a los oficiales superiores. Así que en el
siguiente traslado de campo hizo subir su grado y terminó siendo Otto Eckmann , un teniente de las SS. Lástima que los americanos no fueron conscientes realmente de a quien albergaban.
Eichmann sabía que en poco tiempo le
descubrirían, así que no tardó en escaparse y esconderse por la zona de Luneburgo. Se hará llamar Otto Heninger y preparará su huida del país con apoyo de miembros de la Iglesia Católica y de la Cruz Roja. Eichmann llegará a Italia desde la
frontera austriaca siguiendo una ruta de monasterios y escondiéndose en un convento
franciscano, permaneciendo allí hasta conseguir por medio de la Cruz Roja identificaciones falsas a
nombre de Ricardo Klement. La comisión argentina de inmigración en Genova le sellará su documentación sin ningún tipo de impedimento.
Klement comprará un billete de segunda clase para Buenos Aires . Allí, se intentará labrar una segunda vida.
A la Caza
El papel de Simon Wiesenthal será decisivo en la búsqueda de Eichmann . Wiesenthal fue un superviviente del campo de concentración de Mauthausen y dedicaría toda su vida a buscar a criminales nazis. Wiesenthal sabía que la clave
para encontrar a Eichmann era localizar a su familia y no perderla de vista. Además, otro factor que a menudo se olvida, es que Eichmann
era una persona que nunca se dejaba fotografiar.
Se tenía una descripción de él, pero ninguna fotografía todavía. Para hacerse con una foto y más información, buscó la ayuda de Manus Diamant , un colaborador polaco y superviviente también del Holocausto. Manus era una especie de “ agente Romeo ”, ya que debido a su atractivo no tenía dificultades en acercarse a las viudas o mujeres de antiguos nazis para conseguir
información.
Vera Eichmann vivía ahora con su nombre de soltera, Vera Liebl . Ella no parecía caer a los encantos de Manus. Sólo sus hijos habían desarrollado simpatía por él. Cuando Wiesenthal se enteró de que Manus había organizado una excursión en bote con los hijos de Eichmann, se
alarmo y acudió al lago pidiéndole explicaciones.
Su alarma estaba bien fundada: Manus confesó su intención de ahogar a los niños de Eichmann , pues él mismo había perdido a tres hijos en el campo de concentración. Por suerte, Wiesenthal pudo pararle los pies a tiempo y alejarle de la familia.
Wiesenthal cambió de estrategia y envió a Manus a casa de Maria Mösenbacher , antigua amante de
Eichmann . En su vivienda descubrió un álbum de fotos y dentro una foto de Eichmann del año 35, ¡por fin el fantasma tenía rostro!
El tesón de Wiesenthal por no abandonar la búsqueda era increíble, pues fue el único que reconoció la maniobra engañosa que Vera
Eichmann preparó. Ella quería que se declarase a su marido oficialmente muerto. Para ello, buscó a un testimonio que declarara haber visto caer a su marido en Praga . Wiesenthal destapó el falso
testimonio y aportó otros testimonios en su contra. “Para mi fue esta acción la más importante que yo realicé en el caso Eichmann “,
diría Wiesehthal más tarde. “Si se le hubiese dado legalmente por muerto, entonces le hubieran borrado de todas las listas de buscados y se
hubiera cerrado el caso. Hubiese sido imposible haberle encontrado después. A un hombre que se le declara muerto no se le busca por ningún sitio.
Muchos de los criminales nazis se declararon muertos y escaparon así a un destino que les hubiera sido justo“
En Buenos Aires
Wiesenthal no dejó de mantener bajo observación a la familia de Eichmann , pues una vez el padre se
hubiera establecido, enviaría a su familia allá donde él estuviera. Así sucedió y por una fuente obtuvo la información de que Eichmann podría
encontrarse en Buenos Aires . Sin embargo, no fue hasta septiembre de 1957 que Fritz Bauer , un eminente jurista y también perseguidor de criminales nazis, consiguiera hacerse con la
información de una segunda fuente, la cual aseguraba que Eichmann se hacía llamar Klement y que vivía en Olivos, un barrio periférico de Buenos Aires , en concreto en la dirección de Chacabuco 4261 . A pesar de estas informaciones, se tardó bastante en enviar agentes a investigar, pues no se dio suficiente credibilidad a los informantes.
El Mossad asignó al agente Aharoni la búsqueda de Eichmann y este viajó a Buenos Aires . Allí obtuvo
apoyo de colaboradores simpatizantes que nunca tuvieron conocimientos en profundidad de la
operación.
La vivienda Chacabuco estaba vacía pero uno de los nombres que aparecía en el contador era el de
Klement. Aharoni tuvo la brillante idea de enviar a un chico con un regalo a nombre de Klement y con
instrucciones de obtener la nueva dirección, pues había visto en las actas de Eichmann que uno de sus hijos cumplía años. El chico no consiguió ninguna dirección pero por suerte, uno de los hijos de Klement trabajaba muy cerca, así que se le mostró el camino.
Se sucedieron muchas horas de ardua vigilancia y seguimiento al hijo hasta dar con el domicilio actual de la familia en San Fernando, en la calle Garibaldi. La familia vivía en una casa de aspecto pobre en una zona todavía sin urbanizar. Esto
dificultó enormemente la vigilancia.
Una vez se localizó a Klement no había que dejar pasar mucho más tiempo. El Mossad envió una unidad operativa de unas 5 personas que
observaría la rutina de la familia y prepararía el secuestro. El 11 de Mayo de 1960 a las 20 horas interceptaron a Klement cuando volvía del trabajo en colectivo. El secuestro se complica: Eichmann
parece tener una mano en un bolsillo. Aharoni sospecha que pueda llevar un arma y debido a esto uno de los agentes salta sobre él más
violentamente de lo planeado.
Klement empieza a proferir alaridos. Parece pasar una eternidad hasta que consiguen meterlo en el auto.
Aharoni arranca el vehículo y grita al prisionero en alemán: ¡No se mueva y nadie le hará nada!
Ninguna respuesta. Aharoni insiste: ¿Puede escucharme?, ¿Me entiende?, ¿Qué idioma habla?
Esta última pregunta la repite también en español. Después de unos segundos de incertidumbre se escucha a Klement decir en un alemán perfecto: "ya me he rendido a mi destino". Escuchar estas
palabras fueron un gran alivio para Aharoni , pues era un indicio de que habían atrapado al hombre
correcto.
Condujeron a Eichmann a una vivienda alquilada y le encerraron en una habitación. Un médico le
reconoció en busca de marcas identificatorias.
Encontraron una cicatriz en el lugar donde las SS tatuaba a sus miembros. Parecía claro que Klement
había intentado borrar el tatuaje.
Esa misma noche empezaron los interrogatorios, pues era importante obtener en suelo argentino una confesión escrita que justificara toda la
operación.
El interrogatorio de Aharoni se centra únicamente en que Klement confiese su verdadera identidad:
- ¿Cómo se llama? pregunta Aharoni
- Otto Heninger , asegura el prisionero.
A esta le siguen un sinfín de preguntas sobre su número de partido, altura, fecha y lugar de
nacimiento. Aharoni vuelve a insistir:
- ¿Cuál es su nombre de nacimiento?
Klement duda, pero por fin se escucha la respuesta deseada:
- Adolf Eichmann .
Todas las dificultades y riesgos de la operación se disiparon de golpe, por fin lo tenían.
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