sábado, 14 de junio de 2014

Eduard Roschmann: el Nazi que murió en Paraguay.

Lo característico de acontecimientos como la Segunda Guerra Mundial es que fue precisamente lo que indica su denominación: mundial. Una catástrofe tan inmensa, tan definitoria de lo que sería el futuro del planeta, que aún seguimos usándola de inspiración para historias de ficción, y probablemente seguiremos por mucho tiempo más, mientras esa fascinación por uno de los momentos más oscuros de la Historia
permanezca vigente.

Mientras tanto, seguimos viendo películas, series de televisión, videojuegos e infinidad de documentales que nos muestran, de forma realista o ficticia, la gran lucha que hizo sangrar a todo el mundo.

Y es que prácticamente cada nación del globo estuvo involucrada, de forma directa o indirecta, en el conflicto, y Paraguay no fue la excepción, aunque la participación más prominente de nuestro país en los asuntos de la guerra se dieron cuando las hostilidades en el campo de batalla ya habían terminado.

El problema con cosas tan masivas como la Segunda Guerra Mundial es que tienden a generar mitos. ¿Quién no oyó las versionas jamás confirmadas de que Adolf Hitler, el líder de la Alemania nazi, no se suicidó en su búnker de Berlín como cuenta la historia oficial? ¿Y esas versiones que aseguran que escapó de Europa y se refugió en Sudamérica?

Y aunque lo de Hitler pueda ser más mito que realidad, una vida de refugio en Sudamérica en la posguerra sí fue el destino de numerosos altos jerarcas del Tercer Reich en los años y décadas posteriores a la rendición de Alemania en 1945. Varios altos mandos nazis
escaparon a países como Argentina, Brasil, Bolivia y, por supuesto, Paraguay.

No pocos libros o materiales de ficción como películas han tomado como tema la presencia de nazis en Sudamérica.

Desde filmes latinoamericanos hasta superproducciones de Hollywood como el último "X-Men", en la que el personaje de Magneto (interpretado por Michael Fassbender) encuentra a un par de nazis en Argentina.

El ejemplo más reciente que tenemos es la película que se estrenó en Paraguay hace un tiempo, el primer cortometraje como director del aclamado actor paraguayo Arnaldo André, “Lectura según Justino”.

Como es insinuado en el tráiler de la película, y abiertamente revelado en los pósters de la misma, uno de sus personajes principales, el alemán Joschka (interpretado por el actor
argentino Mike Amigorena) fue en su pasado un oficial nazi, y en la década de 1950 (la película transcurre en 1955), pasó a refugiarse en Paraguay, en San Bernardino.

Joschka puede ser un personaje ficticio, pero claramente está inspirado en la certeza de que en Paraguay tuvimos a varios nazis de alto perfil, e inclusive uno de los más notorios criminales de guerra de la maquinaria de Hitler, quien incluso logró conseguir la ciudadanía paraguaya.


Eduard Roschmann tenía su apodo (Gracias al afamado relato y posterior film ODESSA): "el Carnicero de Riga". Esto, por supuesto, hace referencia a su tiempo como comandante del gueto de Riga, Letonia, una zona de la ciudad en la que fueron confinados todos los judíos de la cercanía; cercada y vigilada por soldados fuertemente armados, era principalmente una prisión.

Roschmann llegó a Riga en 1941, y fue
nombrado comandante del gueto en 1943. Bajo su mando se predominaron las ejecuciones individuales de prisioneros, en contraste con las habituales eliminaciones en masa. Sin
embargo, eso no significa que su período al mando haya estado exento de tales eventos; varios cientos de prisioneros fueron muertos cuando se llevó a cabo un cateo general del gueto bajo sospechas de que los judíos contaban con armas escondidas.

Más tarde ese año fue puesto al mando de un equipo con la tarea de eliminar
sistemáticamente las evidencias de los
crímenes de guerra allí ocurridos, incluso exhumando los cuerpos de decenas de miles de prisioneros e incinerándolos.
El trabajo físico era realizado por prisioneros; cada grupo de trabajadores era asesinado a las dos
semanas, siendo reemplazado por otro.

Muchos sobrevivientes de Riga describieron a Roschmann como un sádico psicópata, aunque otros aseguran que no era ni de lejos tan
monstruoso como se lo pinta.

En 1945 fue capturado por fuerzas aliadas, aunque logró su liberación pasando por un prisionero de guerra normal, aunque fue reconocido y capturado por tropas británicas en 1948. Logran huir de sus custodios, se
trasladó hasta Italia, desde donde se embarcó hacia Argentina, radicándose allí bajo el nombre falso de Federico Wegener.

En repetidas ocasiones el Gobierno alemán pidió la extradición de Roschmann. Uno de estos pedidos se hizo público, y Roschmann huyó a Paraguay.

En 1977, ABC Color reportó la muerte en el hospital de clínicas de Asunción a una persona identificada como Federico Wegener, a causa de un ataque cardiaco. Los documentos con el nombre llevaban ese nombre un alias por entonces ya conocido de Roschmann; al cuerpo le faltaban dos dedos de uno de los pies y tres del otro, presumiblemente por heridas de guerra.
El cadáver fue identificado por Emilio Wolf, un dueño de un negocio de Asunción que dijo haber sido prisionero bajo Roschmann.

El afamado cazador de nazis Simon
Wiesenthal, afirmó en aquél entonces que dudaba que el cuerpo haya sido de
Roschmann, afirmando que solo un mes antes de su supuesta muerte, el carnicero había sido visto en Bolivia.

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