Muy atrás se remontan los orígenes de los bombarderos en picado alemanes, concretamente a 1933 cuando el piloto de pruebas Ernst Udet viajó a las instalaciones de la compañía Curtiss de
Nueva York para formalizar un pedido de dos aviones Hawker II que fueron enviados a Alemania. A partir de estos aparatos procedentes de Estados Unidos se construyeron los caza- bombarderos en picado Heinkel He 50 y Henschel Hs 123.
Fue entonces cuando la compañía Junkers Flugzeug und Motorenwerke con el ingeniero Hermann Pohlmann a la cabeza diseñó con el modelo americano el mítico Junkers Ju 87 Stuka.
Ni bien el Stuka realizó su primer vuelo el 17 de Septiembre de 1935, los ingenieros alemanes no eran capaces de imaginar en aquel momento que habían creado un monstruo que revolucionaría las guerras.
Sin duda la principal característica que convirtió al Stuka en un devastador avión radicó en sus terroríficos ataques denominados como las “Trompetas de Jericó” , que era una sirena situada bajo las alas para provocar un efecto de pánico al enemigo, algo que muchos consideraban una de las primeras armas psicológicas acústicas de la Historia.
El ataque de un Stuka se producía a 4.000 metros de altitud cuando el aparato empezaba a ladear sus alas y a caer en picado a gran velocidad. Justo en ese instante sonaba un fuerte aullido de sirenas conocido como “Trompetas de Jericó” que desmoralizaba y asustaba a las tropas en tierra al ver y oír lo que se les venía.
El avión descendía casi en vertical hasta el objetivo, entonces el Stuka soltaba la bomba a 900 metros del blanco y recuperaba el picado a una inmensa velocidad, tanto que el piloto perdía momentáneamente la vista.
La bomba al impactar era efectiva casi al cien por cien. Tal precisión del Stuka lo convirtió en el avión más eficaz del bombardeo en picado de la Segunda Guerra Mundial.
Inesperadamente el 19 de Diciembre de 1936, un desconocido avión para la II República de España, soltó una bomba que pulverizó un puesto de mando en Bujalance, Córdoba. El culpable fue un Junkers Ju 87 Stuka que comenzaba su leyenda como avión de combate. Pero a pesar de estrenarse en esa acción, no fue hasta Febrero de 1937 cuando el
Stuka empezó a servir con seriedad en la Legión Cóndor y en las Fuerzas Aéreas Españolas Nacionales.
Participó en la ofensiva contra Bilbao, en el bombardeo de Guernica, en la contraofensiva de Teruel o apoyando el avance del general Francisco Franco hacia la costa del Mar Mediterráneo.
Durante la Batalla del Ebro el Stuka demostró ser el perfecto avión para
hostigar a las fuerzas republicanas españolas.
Los últimos aparatos intervinieron en el avance contra Cataluña y en el asedio de Madrid. A principios de 1939, Adolf Hitler reclamó a los Stukas de vuelta para Alemania, pues ya pensaba necesitarlos para una posible futura Segunda Guerra Mundial.
A las 4:43 de la madrugada del 1 de Septiembre de 1939, tres bombarderos en picado Junkers Ju 87 Stuka sobrevolaban los cielos nocturnos cerca del Río Vístula hacia el puente de Dirschau. El piloto Bruno Dilley fijó las revoluciones, desplegó los frenos verticales y cerró las aletas del radiador, entonces su Stuka comenzó a descender activando la aulladora sirena en la tranquilidad de la noche.
Cuando estuvo a 900 metros soltó la bomba que se dirigió al puente donde estalló destruyéndolo en pedazos. De aquella manera el Stuka se convertía
en el arma que efectuaba el primer disparo de la Segunda Guerra Mundial y en la que provocó las primeras bajas.
Tras el bombardeo del puente de Dilley, se produjo la invasión de Polonia por parte del Ejército Alemán (Wehrmacht).
Curiosamente el mismo día 1 de Septiembre el Stuka también se convirtió en el primer avión en derribar a un aparato enemigo de la guerra cuando abatió a un caza polaco PZL.P.11.c.
A lo largo de toda la campaña de Polonia el Stuka se convirtió en una pesadilla para sus enemigos al bombardear Varsovia, nudos ferroviarios y hostigar a las fuerzas en retirada. Cuando finalizó la invasión sólamente se habían perdido 31 Junkers Ju 87 tras unos resultados increíblemente positivos.
Hasta la invasión de Noruega en Abril de 1940 los Stukas permanecieron tranquilamente en sus aeródromos. Pero durante la campaña de Escandinavia volvieron a ganar protagonismo al hundir varios buques y embarcaciones británicas, especialmente en los fiordos tras la Batalla de Narvik.
Alemania desató su ofensiva contra
Francia, Bélgica y Holanda en Mayo de 1940, siendo los Stukas la punta de lanza de la ofensiva al destruir con precisión fortificaciones, puentes,
tanques, posiciones defensivas y otros objetivos que abrían camino a los Panzer alemanes (Blitzkrieg).
Su papel fue decisivo en la destrucción del Canal de Alberto. Al producirse la evacuación franco- británica en el puerto de Dunkerque, los Stukas
hundieron a más de 20 buques de la Marina Real Británica (Royal Navy).
Concluida la campaña se habían perdido 120 Stukas, buen resultado a costa de conquistar Francia.
Cuando comenzó la Batalla de Inglaterra, los Stukas realizaron misiones de destrucción contra los radares en la costa de Dover y en el ataque a los convoyes marítimos sobre el Canal de la Mancha. A lo largo de los días siguientes los Stukas hundieron decenas de barcos enemigos, especialmente el 8 de Agosto cuando enviaron al fondo del mar a 25 navíos entre mercantes y destructores.
Sin embargo una vez avanzada la
campaña, los bombarderos en picado fueron retirados de la zona debido a su gran vulnereabilidad contra los cazas de la Real Fuerza Aérea Británica (Royal Air Force o RAF), produciendose en ese momento otro tipo de combate aéreo al aparecer en escena los nuevos "Spitfire" , cosa que lo escribiré en otro capítulo.
Iniciadas las operaciones en los Balcanes tras la intervención de Italia, los Stukas acudieron en socorro de sus camaradas, destacándose en los bombardeos de Belgrado en Yugoslavia y Atenas en Grecia.
Los Balcanes fueron la base para la
campaña del Mar Mediterráneo, de hecho el 10 de Enero de 1941 los Stukas inutilizaron al portaaviones británico HMS Illustrious al encajarle seis impactos de bomba. Para el día 1
de ese mes hundieron al crucero HMS Southampton en Malta y durante la conquista de Creta pusieron fuera de combate al portaaviones HMS Formidable además de hundir un buen número de destructores.
Con el Mediterráneo en llamas se
extendió la guerra al Norte de África, por eso el general Erwin Rommel y el Afrika Korps empezaron su campaña en el Libia y Egipto, siendo apoyados en todo momento por oleadas de Stukas que tuvieron su papel en la conquista de
Cirenaica y en el asedio de Tobruk.
Para Junio de 1941 comenzaba la Operación Barbarroja cuando Hitler invadió la Unión Soviética. En los primeros meses de la campaña los Stukas destrozaron a las unidades blindadas soviéticas, a las formaciones de infantería y arrasaron muchas ciudades.
El famoso piloto Hans Ulrich Rudel consiguió acertar con una sóla bomba
de su Stuka al acorazado ruso Marat en el Mar Báltico tras colarle el artefacto por la chimenea y volarle en trozos, el cual irremediablemente se hundió.
En 1942 los Stukas pulverizaron la
mayoría de las instalaciones en Crimea y
Sebastopol, así como causar serios hundimientos a la Flota Roja del Mar Negro. Ese mismo año también los Stukas resultaron un éxito en África,
pues con sus bombas lograron que se
amedrentaran los franceses libres en Bir Hacheim, abrieron paso a los Panzer en los campos de minas en Gazala y hostigaron a unos derrotados británicos al puerto de Tobruk.
Durante las incursiones a Malta, muchos Stukas alemanes e italianos el 12 de Agosto inutilizaron al portaaviones HMS Indomitable y al día siguiente, el 13, hundieron 14 buques mercantes; echando a pique en Septiembre al crucero pesado HMS Coventry.
Pero las cosas se pusieron mal para el Stuka a finales de 1942. Los bombarderos en picado en Stalingrado cosecharon grandes éxitos al hundir
decenas de barcazas soviéticas en el Río Volga, pero lo pagaron caro en invierno por las altas pérdidas frente a la caza rusa intentando abastecer al cercado VI Ejército.
Para Julio de 1943 de nuevo los Stukas recuperaron su poder en la Batalla de Kursk, gracias a que destruyeron decenas de tanques soviéticos con un unos cañones subalares extra.
Entre 1943 y 1944 los Stukas fueron pasando a un segundo plano en la guerra al enfrentarse a enemigos cada vez más poderosos como los aviones estadounidenses.
Durante esa etapa se centraron en escenarios como Ucrania, Sicilia, Italia y Normandía.
Aunque en Septiembre de 1944 la compañía Junkers dejó de fabricar Stukas, los miles de aparatos construidos anteriormene siguieron en
servicio. Por ejemplo en Diciembre de 1944 los americanos se llevaron un buen susto cuando oleadas de Stukas les provacaron daños muy graves a sus formaciones blindadas en la ofensiva
de las Ardenas y hostigaron a los paracaidistas atrapados en el asedio de Bastogne.
Pero a partir de 1945 los Stukas sufrieron el colapso como toda la Luftwaffe en el Bulge. El resto de Stukas supervivientes combatió sobre el Puente de Remagen en Alemania, así como el Frente Occidental y Oriental hasta el último día de la Segunda Guerra Mundial. Los últimos Stukas volaron y aterrizaron sobre los aeródromos estadounidenses en señal de rendición.
Una de las curiosidad del avión Stuka fue que pasó por manos excelentes y exclusivas en la Historia de la Aviación como el gran Hans Ulrich Rudel. Este piloto del mítico bombardero en picado
consiguió destruir 519 tanques, 800 vehículos, 4 trenes blindados y derribó 9 aviones, además hundió al acorazado ruso Marat, a un crucero y a un destructor.
El Stuka sin duda alguna fue un avión único en la Historia del siglo XX, ya que jamás ningún otro aparato ha conseguido causar tantos daños militares a un ejército durante un conflicto.
El Stuka Junkers Ju 87 de este modo se convirtió en el avión más famoso de la Segunda Guerra Mundial y en toda una leyenda para el mundo de la aviación.
Bibliografía:
Tony Wood, El Tercer Reich, Luftwaffe. “Junkers Ju 87″, Optima, p. 205-207
Editores de Altaya, Aviones de Combate de la Segunda Guerra Mundial . “Stuka, Trompetas de Jericó, Altaya (2004), p.9-10
Editores de Altaya, Aviones de Combate de la Segunda Guerra Mundial. “Un temible avión de la Luftwaffe”, Altaya (2004), p.17-20
Editores de Altaya, Aviones de Combate de la Segunda Guerra Mundial . “El Stuka “Dora” alemán”, Altaya (2004), p.59-58
Editores de Altaya, Aviones de Combate de la Segunda Guerra Mundial . “Una solución provisional”, Altaya (2004), p.117-120
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